Grenouille decide volver a París, donde llega un día caluroso de verano, como fue el de su nacimiento.
Por la noche, se acerca al mercado donde nació, y se mezcla con la gente de ese lugar, miserables, pordioseros, prostitutas y criminales. Una vez allí, vacía todo el contenido del perfume sobre su cabeza, provocando que una treintena de personas, creyendo estar en presencia de un ángel, enloquezcan.
Gritando: "¡Es un ángel!", se lanzan sobre él, lo agarran, se aferran a él y todos intentan guardar para sí un pedazo.
En el frenesí resultante terminan por devorar a Grenouille, borrándolo completamente de la faz de la tierra y vuelven a sus casas con un sentimiento de felicidad extrema, pues se dan cuenta que, por primera vez, han hecho algo por amor.
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